sábado, 28 de marzo de 2015

Mi mala sombra (6/6)

 Mi aspecto era lamentable cuando llamé a la puerta de casa, me abrió un tipo al que no conocía de nada, me miró despectivamente y dijo que Moira no quería saber nada de mí, que mis cosas estaban en un trastero alquilado y que ya me vería en el juzgado, después de eso, cerró la puerta en mis narices. Parado frente a ella, sin pestañear siquiera, tarde cinco largos minutos en reaccionar a lo que estaba pasando, después empecé a golpear la puerta con fuerza, gritando que esa era mi casa y que qué cojones me estaba diciendo el personaje ese que me acababa de abrir, a los diez minutos llegó la policía y me llevó a comisaría.


 En la comisaría de policía me informaron de que tenía una denuncia por abandono de hogar y una citación en el juzgado dentro de catorce días, donde se dilucidaría todo.

 En el juzgado, el principal testigo de Moira fue mi sombra, que declaró, que efectivamente me había tirado quince días por ahí de juerga, sin querer saber absolutamente nada de nadie, bebiendo sin parar y recorriendo los lugares más nefastos y lúgubres de cualquier pueblo o ciudad de buena parte de Francia y que una vez el cuerpo y la mente dijeron basta, no tuve más remedio que volver.

 Después de las declaraciones de Moira, mía y de mi sombra, el juez dictó sentencia, yo me quedé sin Moira, sin casa y con una sombra que es mía, pero que no quiero que lo sea.

Fin 

Nota: Toda esta historia es pura fantasia, si alguien se viera reflejado en ella sería una casualidad y una putada.

martes, 24 de marzo de 2015

Enmarañado

  



















 Lo que antes era color y armonía ya no lo es. Por qué dejé que esto sucediera, por qué no fui capaz de ver en lo que me estaba convirtiendo, cuándo me abandoné de esta manera tan cruel. 

 Me fui deteriorando hasta convertirme en lo que ahora soy, algo que posee cierto encanto, pero alborotado y enmarañado, lleno de ideas que crecen sin sentido ni dirección. Busco un lugar en mi interior por el que poder pasar sin herirme, quiero volver a ser a ser lo que fui, recobrar mi antiguo esplendor, pero la maleza me impide ver, necesito un camino libre para llegar hasta allí, necesito una Noche de la Iguana para que Ava Gardner despeje mi camino. 

viernes, 20 de marzo de 2015

Mi mala sombra (5/6)


 Diez días tardé en llegar a París, allí deambulé por sus calles de día, pero sobre todo de noche, para no tener que aguantar la insoportable presencia de mi sombra. Contacté con todas las organizaciones dedicadas a la trata de blancas con sucursal en Francia, porque Moira, aunque no era rubia y aunque a veces lo fuese, sí era blanca, pero ninguna de esas organizaciones, ni supo ni quiso darme ningún tipo de información sobre ella. Recorrí cada rincón de París, rincones turbios y oscuros, como una sombra de mi sombra, un espectro desesperado en busca de Moira, pero ella no estaba, ni daba signos de que fuera a estar o de que hubiera estado.

 Después de cinco días por la capital francesa, deprimido, asustado, cansado, aburrido y medio arruinado, acudí a la embajada española para solicitar información y pedir que me repatriasen a Madrid en el primer vuelo disponible, ya no podía más. Los funcionarios de la embajada, primero me miraron con asco, luego con incredulidad y después de decirme que Moira estaba perfectamente y en Madrid, me dieron una patada en el culo echándome de allí sin más explicaciones. Mi sombra evidentemente quiso salir corriendo para reencontrarse con Moira, pero nuevamente sus planes se vieron frustrados.

 Devolví el coche en el aeropuerto Charles de Gaulle y saqué un billete para Madrid, tuve que esperar doce horas allí hasta poder coger el primer avión con plazas libres. En esas doce horas llamé doce veces al número de teléfono de mi casa en Madrid, donde se suponía estaba Moira desde hacía quince días, el mensaje que recibía siempre era el mismo, -el teléfono al que usted llama no existe- No sabía cómo sentirme, alegre o triste, ilusionado o confundido, lo que sí que sabía era que estaba hecho polvo. Me tomé doce whiskies y una tabla surtida de quesos franceses, que fue lo mejor de todo aquel maldito viaje, mi sombra ni tomó whisky ni probó el queso. 

sábado, 14 de marzo de 2015

Mi mala sombra (4/6)

 El siguiente paso que di fue poner los hechos en conocimiento de la policía francesa, que en un primer momento no me hizo ni puto caso. Después me puse en contacto con el consulado español en Burdeos, con el mismo resultado, me dijeron que ellos de momento no podían hacer nada, que pasados unos días, si Moira seguía sin aparecer, que se lo volviera a comunicar. Yo no daba crédito a lo que estaba pasando ni a lo que decían las supuestas autoridades. Qué coño me estaban sugiriendo ¿quedarme sentado en el restaurante esperando a que apareciera y consumiendo sin parar? Porque parecían esas las opciones que me daban, tanto la policía como el consulado, sin darse cuenta de que Moira, de hecho, había desaparecido ya hacía unas cuantas horas.

 Visto el panorama, decidí alquilar un coche e intentar buscarla por mi cuenta, primero dando vueltas por la zona, buscando y preguntando por un coche deportivo descapotable,  de color rojo descolorido y con una rubia al volante. La descripción hubiera estado bien, si no fuera porque Moira no era rubia, aunque a veces sí lo fuese y la idea, en principio hubiese sido buena también, si ella hubiera desaparecido en el margen de una hora, pero habían pasado ya más de cinco, aun así, pensé que a nadie le pasaría desapercibido un coche de esas características y más con Moira al volante, una mujer espectacular en todos los sentidos, pero no tuve ningún éxito, nadie había visto ni a Moira ni al coche, por lo que decidí ampliar el radio de búsqueda, cogiendo la dirección que hubiéramos tomado de haber continuado nuestro viaje de manera normal. Mi sombra en varios momentos intentó bajarse del coche alquilado, pero le fue totalmente imposible.

 Paraba en cada área de servicio, en cada cafetería, en cada tienda y en cada pueblo o ciudad, preguntaba y miraba, el resultado era el mismo, sin noticias de Moira ni del deportivo, mi desesperación era total, apenas dormía, apenas comía, sólo bebía y bebía solo, era una triste caricatura de mi mismo, mi sombra, desesperada también, cada vez estaba más delgada y difuminada, ya ni me hablaba, sólo intentaba desprenderse de mí.

martes, 10 de marzo de 2015

Flower Power

 Como la foto da para ello y el tiempo lo permite, vamos con un Flower Power party, para no pasar mucho tiempo con la espalda pegada a la hierba y movernos un poco, de una manera bastante más divertida que estar corriendo por ahí todo el día. Ahí va…

 Just Holding On (The Hassles)  -What You Gonna Do (Shocking Blue)  -Nobody But Me (The Human Benz) -Double Yellow Line (The Music Machine) –Big Bear Folly (Bakerloo) -Confident But Wrong (Warhorse) –The Letter (The Box Top) –The Last Wall of The Castle (Jefferson Airplane) –Izabella (Jimi Hendrix) –The Train Kept a Rollin (The Yardbirds) –Your Mind And We Belong Together o Laughing Stop (Love) –Get Ready (Rare Earth, la version corta, que hay una de más de veinte minutos) -Paint It, Black (The Rolling Stones) -I’m Talking About You (Dr. Feelgood) –B.D.D. (Groundhogs) –I’m Coming On (Ten Years After) –Stamped Ideas (Iron Butterfly) –Gamma Ray (Birth Control ) -Hobo (Lucifer’s Friend)–Summertime Blues (Blue Cher) –Mr. Skin (Spirit) –Cage Cretins (Blue Öyster Cult) –Shylock (Bufalo) -Down On Me (Janis Joplin) –Diary Of Your Life (Chicken Shack) –Light My Fire (The Doors) –I Want Your Body (Tin House) –Can’t Take it (Irish Coffee) –Modern World (The Modern Lovers).

 Y nos vamos con una canción que no tiene nada que ver con el resto, moña, pero a mí me gusta, Last Kiss, versión de Pearl Jam.

sábado, 7 de marzo de 2015

Mi mala sombra (3/6)

  A unos 20 km. de Burdeos paramos en un restaurante a comer algo, antes de que nos sirvieran y mientras yo tomaba una copa de vino, Moira dijo que iba un momento al coche, cogió las llaves y se fue,  mi sombra quiso acompañarla pero no se pudo separar de mí. Habíamos pedido ostras gratinadas y turnedó, ambos platos para compartir, ya habían traído las ostras, yo llevaba dos copas de vino y Moira no había vuelto todavía. Pensé que habría pasado por los aseos o que se había detenido un momento para hablar por teléfono, pero tres cuartos de hora después ya empecé a preocuparme. Salí a la puerta del restaurante a ver si la veía, más que nada para decirla que la comida se estaba enfriando.
 Después de un vistazo rápido por el parking y una visita a los aseos y a la cabina telefónica, volví a mi mesa sin noticias de Moira y con mi sombra murmurando. Cuando me senté, me percaté de un hecho del que no me había dado cuenta, no recordaba haber visto nuestro coche en el parking, rápidamente volví a salir y efectivamente comprobé que el coche no estaba, en ese instante mis pulsaciones subieron de ritmo, volví de nuevo a mi mesa y me acabé la botella de vino intentando calmarme, pensando que seguramente habría una explicación para todo aquello. Pensé en llamarla al móvil, pero recordé, que lamentablemente en esa época no había teléfonos móviles, entonces imaginé que habría tenido una idea genial y espontánea de la suyas y que se había acercado a algún comercio próximo de la zona a comprar algo especial para sorprenderme, por lo que decidí esperar un rato más y evitar en lo posible caer en la desesperación que comenzaba a invadirme, pensando que su desaparición era debida a algún suceso trágico. Me comí las ostras y el turnedó, y me bebí otra botella de vino y una de whisky que pedí de postre.


 Tres horas después, ya tenía claro que la única sorpresa que iba a llevarme era la factura con que me obsequiarían los dueños del restaurante. Al pagar la cuenta, me percaté de que lo único que tenía encima era la ropa que llevaba puesta, mi cartera y mi sombra, que hacía ya tiempo que iba por libre buscando desesperadamente a Moira. Con mis nervios y mi confusión cabalgando por todo mi cuerpo, empecé a preguntar por ella a  todos los empleados y clientes del local, todos dijeron lo mismo, que no sabían de qué, ni de quién estaba hablando, los empleados porque estaban a lo suyo y los clientes porque ya no eran los mismos que cuando entramos, mi sombra, no sin cierta razón, me reprochó mi falta de reflejos en ese aspecto. Después, salí a la calle y estuve vomitando durante un buen rato.

martes, 3 de marzo de 2015

Esperándote IV


 Ahora que por fin estoy cerca de ti, hay algo que no me acaba de convencer. Me gusta tu mirada, tus labios, tu pelo y tu estilo, pero tal vez te veo un poco artificial, cuando te acaricio y te beso, te muestras inerme, no trasmites ningún sentimiento, siempre la misma invariable expresión. No siento el latir de tu corazón, ni el brillar de tus ojos, ni una palabra cálida sale de tus labios. Tal vez no es a ti a quien buscaba, tendré que seguir esperando.

domingo, 1 de marzo de 2015

Mi mala sombra (2/6)

 La primera parada que hicimos fue en San Sebastián, ahí empecé a notar que algo no estaba bien, una sensación extraña me hacía percibir que no todo estaba en su lugar, además, a mi sombra la veía más alargada de lo normal, como alejándose de mí y acercándose a Moira, mientras a mí me separaba de ella.

 La noche que dormimos en San Sebastián fue la última que pasamos juntos y ocurrió algo, que tiempo después pude entender. Mientras hacíamos el amor, ella encima, con una mano rodeando mi cuello, con la otra presionándome el pecho y una vez consumado su orgasmo, me susurró al oído –dentro de poco me vas a abandonar y lo pagarás muy caro-, nada más decir estas palabras, no paró de reírse durante cinco largos minutos, yo me quedé desconcertado y sin orgasmo. Por la mañana vi a Moira dormida en la cama, mi sombra abrazada a ella y su sombra asomándose al balcón de la habitación, yo, en el otro extremo de la cama contemplando la escena. 

 Moira y yo llevábamos viviendo juntos unos cinco años. Nos conocimos en la fiesta de un amigo común, a la que acudimos acompañados de nuestras respectivas parejas y acabamos yéndonos juntos sin nuestras respectivas compañías. A partir de ahí empezó toda una aventura de complicidad, juego, emoción y compromiso. Disfrutábamos tanto el uno del otro que el resto del mundo realmente no existía, o por lo menos no existía para mí, ya que no me di cuenta de que entre nosotros fluía un mundo paralelo, hasta que todo lo cruel y absurdo que se pueda llegar a pensar que puede pasar en una relación, hasta ese momento idílica, pasa.