Llevaban allí ya varios
días reunidas y debido a la emoción, responsabilidad e intensidad del momento
histórico que estaban viviendo, el cansancio se notaba ya en sus rostros, por
lo que decidieron tomarse un descanso y dedicarse unas horas a una actividad
más distendida, cada una a la suya o compartiéndola, que para eso están las
actividades, para hacerlas uno mismo o para compartirlas, el caso es que sean
actividades y no inactividades.
De vuelta a la mesa
donde se estaba preparando el futuro de la humanidad, hicieron un pequeño
repaso a todo lo que había acordado anteriormente.
Estaban de acuerdo en
que el mundo tal y como lo conocían hasta ahora, se estaba deteriorando a pasos
agigantados, debido principalmente a la devastadora y desafortunada acción de
los hombres sobre él, y a la pasividad de ellas por permitírselo.
También estuvieron de acuerdo en que tenían que poner
remedio a todo aquello y que lo harían con total determinación,
independientemente de las consecuencias que aquello conllevaría, por lo que
determinaron que la mejor y única solución, aunque fuera un poco cruel,
radical, drástica y cuantos adjetivos más quieran añadir, era recluirlos a
todos, no, a todos no, pero sí a la mayor parte de ellos, en un lugar, cuyo
nombre recuerdo perfectamente, llamado Pestaña, y allí los dejarían hasta…,
bueno, realmente hasta ahí no hemos llegado aún. No sabían muy bien todavía si
los dejarían allí para siempre o no, en principio yo creo que sí, que los dejarán
allí sin poder salir nunca más, pero...Ellas deciden.