Degollada por el poder, mirada con desprecio y superioridad, destruida
por el bien y beneficio de unos pocos, podría ser la sociedad, pero es Medusa. Quien
escribe la historia tiene el poder de manipularla, una escultura y una
mitológica fábula para dominar el mundo. Al menos en la antigüedad
tenían la delicadeza de hacer del dominio y la sumisión una obra de arte. Ahora nos
tienen bien cogidos por los huevos y ni una triste escultura, poema o canción
que lo refleje, sólo unas pocas notas en el telediario recordándote que lo
hacen por nuestro bien, triste historia la nuestra, en la que nuestro
sacrificio nunca pasará a la posteridad.
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