viernes, 25 de diciembre de 2015

Caperucita nunca será devorada (XXIII)

  Cuando Cuin volvió a su país había un gran revuelo, todo el mundo se preguntaba dónde había estado esos tres días. Cuin no dio ningún tipo de explicación y mandó convocar una reunión para dentro de un par de días donde estuviera su consejo de ministros y toda su familia, ahí les comunicaría su decisión. Ese mismo día por la tarde daría un discurso en abierto a todo el mundo y comunicó que a ese discurso asistirían Geli Kerkel y Huy Shi.

  La reunión fue convocada para el día 17 de Mayo. Por la mañana consejo de ministros y familia. Por la tarde discurso para todo aquel que quisiera escucharla.

  La mañana del día 17, Cuin anunció su decisión de abdicar en favor de su hijo Píncipe a todos los miembros del gobierno de su Imperio y a todos los miembros de su familia, meno su marido del que ya había dado debida cuenta. Todos los presentes se quedaron boquiabiertos, menos su hijo Píncipe, que mostraba una sonrisa de oreja a oreja, una gran sonrisa de larga distancia.

  No admitió preguntas y dijo que a partir de ese momento si tenían cualquier duda o cuestión que resolver, se dirigieran a Píncipe. Cuin Se despidió y les emplazó para su discurso vespertino.

  Los miembros que quedaban del club Totario Ese, que aún andaban muy enfadados porque Cuin sepultó a un importante número de sus afiliados, se mostraron encantados, -Este es de los nuestros, por fin un hombre dirigiendo este gran Imperio- se les oyó murmurar, sin saber que lo que les pasó a sus colegas era sólo un juego de niños, en comparación con lo que les pasaría a ellos.

Debido a la gran altura de la torre de la oradora, fue imposible fotografiarla 
  Para el discurso de la tarde, eligieron una gran explanada frente a Palacio, donde se congregaron más de 450 mil personas, por tal motivo tuvieron que preparar una gran torre de 186 metros de altura, para que todos los allí congregados pudieran verla y escucharla sin ninguna interferencia.

  Estaban personalidades de todos los rincones del mundo. Los del club Totario Ese, que ya suponíamos que eran un poco mafiosillos, se las ingeniaron para que muchos de los asistentes fueran miembros de su club y afines, por lo que casi todos los allí presentes eran hombres, con esto ya contaba Cuin, además, era parte del plan elaborado junto con Kerkel y Shi para ese día.

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