Hace unos días, tuve ocasión de asistir como observador, a un congreso de piratas celebrado en una isla del Mediterraneo. El motivo de la reunión era compartir el
modus operandi de cada uno de ellos, siempre bajo una misma bandera, pero
originarios de diferentes países. Después de unos cuantos días de absoluto
desparrame y mucho alcohol, los allí reunidos llegaron a la conclusión de que todos
ellos, salvo un reducido grupo perteneciente a un país en concreto, tenían el
mismo método de actuación.
Todos, salvo los de la excepción mencionada
anteriormente, tenían fijado un lugar de residencia de donde partían y al que
regresaban una vez cometidas sus fechorías. Allí gastaban todo su botín,
compartiendo los tesoros obtenidos con los habitantes de aquel lugar.
Los de la excepción, también tenía un lugar de residencia
fijado, pero a diferencia de los anteriores, estos, primero esquilmaban y
robaban a sus conciudadanos, dejándoles en la más absoluta miseria, para
después, gastarse todo el botín cosechado en lugares bien diferentes al suyo.
Una vez dilapidada su fortuna, volvían a su lugar de residencia para seguir
estrujando a sus paisanos.
A pesar de cien métodos iguales y una excepción, todos,
esta vez sin excepción por increíble que parezca, eran aclamados a su llegada
en sus respectivos países de origen.
Nota: Yo,
por desgracia, una vez acabado el congreso, tuve que volver a mi país con los
de la excepción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario