domingo, 30 de abril de 2017

Una de piratas


  Hace unos días, tuve ocasión de asistir como observador, a un congreso de piratas celebrado en una isla del Mediterraneo. El motivo de la reunión era compartir el modus operandi de cada uno de ellos, siempre bajo una misma bandera, pero originarios de diferentes países. Después de unos cuantos días de absoluto desparrame y mucho alcohol, los allí reunidos llegaron a la conclusión de que todos ellos, salvo un reducido grupo perteneciente a un país en concreto, tenían el mismo método de actuación.

  Todos, salvo los de la excepción mencionada anteriormente, tenían fijado un lugar de residencia de donde partían y al que regresaban una vez cometidas sus fechorías. Allí gastaban todo su botín, compartiendo los tesoros obtenidos con los habitantes de aquel lugar.

  Los de la excepción, también tenía un lugar de residencia fijado, pero a diferencia de los anteriores, estos, primero esquilmaban y robaban a sus conciudadanos, dejándoles en la más absoluta miseria, para después, gastarse todo el botín cosechado en lugares bien diferentes al suyo. Una vez dilapidada su fortuna, volvían a su lugar de residencia para seguir estrujando a sus paisanos. 

  A pesar de cien métodos iguales y una excepción, todos, esta vez sin excepción por increíble que parezca, eran aclamados a su llegada en sus respectivos países de origen.
 
Nota: Yo, por desgracia, una vez acabado el congreso, tuve que volver a mi país con los de la excepción.

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