Decidieron hacer una
campaña de información, relatando brevemente los grandes y nunca vistos hasta
entonces eventos que se estaban preparando en Pestaña y de los que próximamente
se irían dando más detalles, con la intención de ver si por lo menos estas
noticias les animaban un poquito y podían por fin hacer la selección de los
supuestamente elegidos, para llevarles a Calma Yorka, con el consiguiente
disgusto para los cinco mil tres que por allí estaban y que se lo estarían
pasando de maravilla. Quedaron en hablar en un par de días, para ver si la
campaña daba sus frutos y se podía ya empezar el traslado.
Mientras tanto mandaron
a los espías de Shi a que vigilaran el progreso de las obras en Pestaña, ya que
no se fiaban un pelo de lo que allí podría estar pasando.
Les quedaba también por
resolver de qué manera lograrían atraer al resto a Pestaña, es decir a los
demás hombres que por un motivo u otro no quisieran o no pudieran, asistir a
los eventos que estaban preparando allí. Para estos tenían que idear alguna
cosa más para que el confinamiento fuera un éxito total.
Respecto a atraer a
Pestaña a hombres motivados por los diferentes juegos de azar, Pilari comentó,
que en su país había una pequeña parcela, Las Pelas se llamaba, dedicada única
y exclusivamente al juego, que cada día recibía miles y miles de visitantes, y
que creía que uno de los dueños de esa parcela estaba intentando poner una
similar en Pestaña, pensando que tal vez este dato les podía ser de alguna
utilidad.
Las otras siete lo
entendieron al instante, cerrarían la parcela del país de Pilari y las de todos
los demás países, y centrarían todos sus esfuerzos en crear una parcela de esas
mismas características en Pestaña, para que fuera el único lugar del mundo
donde se pudieran practicar ese tipo de juegos. Algunos bien simples como este, por ejemplo: una bolita dando vueltas en un círculo con números encasillados, 36
hombres apuestan a los diferentes números y uno que tira la bolita, la bolita
cae en una de las casillas correspondiente a un determinado número, dos se
alegran, uno el que tira la bolita, dos, el que ha tenido la suerte de apostar
en el número donde cayó la bolita, treinta y cinco se desesperan y cabrean, y
vuelven a apostar, así una y mil veces, no va más.
Otra vez se pusieron en
contacto con los constructores de Pestaña para ver que tal iba el proyecto
inicial de la parcela del juego, los constructores comentaron que de momento
había bien poco, simplemente buenas intenciones pero nada más. Cuin y compañía
les mostraron su interés en él, comentándoles que querían que se hiciera a toda costa y no sólo
eso, sino que además tendría que estar terminado en un mes. Los constructores más
encantados si cabe, también pidieron más mano de obra, otros 50 millones más de
hombres, perfecto para los intereses de todas las partes.
Entre los hombres de más que se necesitaban para esta
nueva construcción, más todos los que se verían atraídos por este tipo de
juegos, ya tenían a otro buen puñado de millones de hombres de los que no se
tendrían que preocupar, no iba mal del todo la cosa.
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