Ahí estaba yo, sentado frente a ese mar, dudando entre
buscar fantasías en el callejón, compartir
vida tras puertas y ventanas, descubrir nuevo pensamiento saltando muros o
enfilar directamente al mar y embarcarme hacia destinos conocidos o
desconocidos. Entre tanto pensamiento decidí tirarme al mar, no sin antes
fantasear en el callejón, compartir vida tras puertas y ventanas y buscar pensamiento e ideas infranqueables tras muros fáciles de saltar.
Las
fantasías de callejón me fueron fáciles de imaginar, casi siempre relacionadas
con el sexo y la pasión, pero también con el crimen y la soledad. Compartir vida tampoco me fue mucho más complicado y por
varias veces lo conseguí, también requiere sexo y pasión y unas cuantas cosas
más que no seré yo quien decida enumerar. Pero lo realmente difícil es buscar y
encontrar nuevos pensamientos, ideas y conocimiento con los que jugar tras muros que hay que saltar, yo todavía estoy ahí y no sé a qué lado del muro realmente estoy, el día
que me ubique llegaré hasta ese mar, pero me temo, que de momento tendrá que
esperar.
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