domingo, 27 de marzo de 2016

Caperucita nunca será devorada (XLIII)

  El lugar escogido para llevar a los elegidos fue Calma Yorka, que además pertenecía a Pestaña y no quedaba muy lejos de esta.
Decidieron que como Calma Yorka estaba rodeada de otras islas más pequeñas, estas las dejarían libres de gente, para así, cuando alguna o algunas quisieran reunirse con alguno o algunos de ellos, pudieran utilizarlas. Una vez usado el elegido o elegidos se les llevaría de vuelta otra vez a Calma Yorka.

  El traslado de los elegidos a aquel lugar era relativamente sencillo. Además como ya tenían allí los contactos del gerente del hotel en el que veraneaba Kerkel, el expropietario de la casa rural y a Tal Eldefiel, les podrían echar una mano con la reubicación.

  Antes de empezar con la recolocación masiva de la mayor parte de los hombres en Pestaña, harían primero el traslado de los supuestamente afortunados a Calma Yorka, principalmente, porque estos eran bastante menos y también pensaban que sería bastante más fácil de hacer, incluso les podría servir de ensayo de cara a todo lo que se les venía encima.

  Decidieron que cuando cada una de ellas regresara a su país haría la mencionada selección a su buen criterio, y siendo Calma Yorka un destino principalmente vacacional, a los escogidos se les enviaría allí de vacaciones pagadas a perpetuidad y sin retorno posible.

  Previamente Kerkel compraría esta isla y todas las de su alrededor, que era uno de sus sueños además, aunque tampoco imaginaba que para este fin, pero era su sueño y por fin lo llevaría a cabo. El presunto gobierno de Pestaña no pondría ningún inconveniente, es más cuando Kerkel les hizo la propuesta ni se lo pensaron dos veces y se la regalaron directamente, pues querían llevarse bien con ella y no contrariarla, sin pensar los pobres el destino que les esperaba.

  Iban a “salvar”, por llamarlo de alguna forma, y recluir en Calma Yorka a doscientos cincuenta millones de hombres, escogidos entre todos los países del mundo de manera proporcional a los habitantes masculinos de los mismos.

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