Realmente estaban bien
cansadas, así que pensaron que lo mejor sería dejarlo ahí. Como ya tenían
bastante claro lo que iban a hacer, decidieron crear un comité ejecutivo que
dirigiría las operaciones desde la Casa Rural y que decidiría cual sería la
mejor manera para reunir a los tres mil doscientos millones de hombres en
Pestaña, el resto se volvería a sus respectivos países para prepararlo todo en
los mismos, manteniéndose permanentemente comunicadas e informadas de cómo se
iban desarrollando los acontecimientos.
Como eran dueñas de
todos los medios y sistemas de comunicación e información del mundo, podían
elegir el medio que más les gustara para comunicarse. Para las llamadas
normales, como eran unas sentimentales y un poco vintage, que se dice ahora,
escogieron el teléfono fijo de toda la vida de marcación por pulsos, vamos, el
de meter el dedo en la ruedecita con el número elegido y girar tantas veces
como sea necesario hasta comunicar con tu interlocutor. Las llamadas especiales
y urgentes las harían vía satélite y las
multitudinarias a través de videoconferencia. El resto de aparatos y
tecnologías, incluidos los ifones y parecidos, los eliminarían hasta no haber
completado su plan.
El comité ejecutivo se
formó con todas las que quisieron quedarse allí para crear y poner en marcha, el mayor movimiento
de gente jamás visto y que probablemente nunca jamás se verá.
Las que decidieron
quedarse fueron Cuin y Kerkel, por ser las impulsoras del proyecto, principalmente
Cuin. Shi porque enseguida se adhirió a la causa, además siempre se mostró muy
beligerante hacia ellos. Tistine y Opera, por lo dispuestas que estaban en
poner sus respectivos poderes al servicio de la causa y porque era necesaria su
presencia allí.
Pilari estuvo dudando
si quedarse o irse, el cuerpo realmente le pedía quedarse, pero estaba
preocupada por lo que pudiera pasar en su país si lo abandonaba. Comentó que
allí había surgido recientemente un grupo, que se hacían llamar Te Partis y se
dedicaban a tocar las narices a todo el que pasara por allí, con unas ideas
sacadas de no se sabe dónde, pero que seguramente ni en el periodo más rancio
de la historia tenían. Pilari pensaba que estos individuos, entre los que se
encontraba por desgracia alguna mujer que otra, siendo la más significativa una
tal Dada Padin, pudieran interferir en el proyecto que estaban iniciando y por
eso pensaba que quizá era mejor que volviera a su país y así poder controlarlos
y manejarlos a su antojo.

Shi dijo a Pilari que
no se preocupara, que ella personalmente se encargaría de eliminar a los del Te
Partis y así ya no tendría ningún problema para quedarse con ellas. Eso sí,
informó que también tendría que sacrificar a las mujeres pertenecientes a la
agrupación esa del Te Partis.
Cuando escuchó esto
Colores Ladelpedal, dejó de jugar con su cadena de bolitas y se puso a silbar
mirando al techo, todas se extrañaron, pero lo achacaron al trance que estaba
pasando la pobre, por el hecho de tenerse que quedar en Pestaña junto a sus
correligionarias y a los tres mil doscientos millones de hombres que serían
allí desplazados.
Shi, llevaba ya varios
días queriendo cargarse a alguien y por fin tendría la ocasión de hacerlo sin
que nadie se opusiera, al contrario. Ya que estaba, preguntó al resto si
querían que se ocupara de alguien más en sus respectivos países que pensaran
pudieran llegar a estropear sus planes. Todas reflexionaron por unos instantes
pero no dijeron nada. Las que más sufrían la tiranía de los hombres y que por
razones de seguridad no podemos decir nombre ni residencia, confiaban
plenamente en el plan que se elaboraría para ellos y así se verían libres de
sus cadenas, sin tener que recurrir a los métodos tan expeditivos de Shi,
aunque en algunos momentos puntuales de su historia no los hubieran
desestimado.
Pilari se quedó más
tranquila y decidió entonces permanecer también en la Casa Rural, para
colaborar lo más posible en la realización del proyecto.
Chelie Chelet,
infatigable luchadora. También se quedaría, ella estaba preparada para todo, su
país había sufrido, no hace mucho tiempo, los desmanes de un hombre con gorra,
gafas oscuras y bigote, y su panda de amigotes, y no estaba dispuesta a volver
a permitirlo. Ella se quedaría allí. Además tenía a sus dos buenas amigas de la
zona Pistina y Vilma, por si fuera necesario echar una mano en su país.
También decidió
quedarse Lonia Dandi, que no quería dejar sola a Shi, ya que conocía bien sus
métodos y no le apetecía mucho que se le fuera la mano, además en la Casa Rural
disponía de más espacio que en su país y no le apetecía, hasta que comenzará el
traslado, estar tan apretada.
Al final se
quedaron Cuin, Kerkel, Shi, Tistine, Opera, Pilari, Chelie y Lonia. Estas ocho
mujeres serían las encargadas de poner en marcha la maquinaria para juntar a la
gran mayoría de los hombres del mundo en un mismo lugar. Tenían que encontrar
la manera de meter en Pestaña a tres mil doscientos millones de hombres y no
dejarles salir de allí nunca más, y lo más gracioso, es que ellos ni se darían
cuenta, ni se enterarían de que los estaban encerrando allí para siempre. Como
son ellas de listas, a la vez que inteligentes, luchadoras y bellas.
El resto, muchas de ellas muy a su pesar, se marcharía
a trabajar desde sus propios países, para procurar que no hubiera ningún error
que echara al traste el plan.