El desalojo de las
mujeres de Calma Yorka e islas colindantes se realizó a la perfección y con
gran rapidez, además debido a que los hombres de allí estaban totalmente
absortos con la carrera del siglo, ni se enteraron hasta pasados unos días de que
ellas habían desaparecido, pero bueno, como ellos tampoco pasarían mucho más
tiempo allí, no era de preocupar. Ahora Cuin y sus siete compañeras tenían que
pensar cómo hacer para dejar las islas desiertas de los hombres que allí
habitaban, antes de que llegaran los supuestamente elegidos. Imaginaban que ya
se habría hecho la correspondiente selección en los diferentes países,
incluidos los suyos, en los que la selección la harían las mujeres que dejaron
al cargo.
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Este es el tipo de cadena con bolitas con la que se entretiene Ladelpedal y no de otro tipo, que sepamos. |
Como no se fiaban mucho
del criterio de selección de Ladelpedal, decidieron llamarla para ver qué tal
iba todo, pero como vieron que seguía susurrando y jugando con su cadenita de
bolitas, le dijeron que se olvidara del tema y que siguiera a lo suyo, que ya
se encargaban ellas del asunto, pues no querían ni imaginarse a qué tipos de
hombres elegiría, también le dijeron que ellas mismas se ocuparían de sacar a
las Pestañolas de Pestaña.
Se despidieron de Ladelpedal
deseándola que disfrutara la estancia con sus correligionarias, a las que
también se las oía susurrar a lo lejos, y con los tres mil doscientos millones
de hombres que aparecerían por allí.
Como los habitantes
habituales de Calma Yorka e islas cercanas eran relativamente pocos, ya que
principalmente era un destino vacacional, no tendrían muy difícil sacar a los hombres
con residencia habitual en las islas, aunque las fechas que había escogido para
tal operación no habían sido demasiado afortunadas, pero debido a la premura de
tiempo no habían tenido otra opción.
Realmente para ellas
mover a sólo poco más de medio millón de hombres a Pestaña, era algo menor,
comparado con el principal y más importante desplazamiento que tenía que
preparar.
Para que no fuera más gente a Calma Yorka, Kerkel
llamó al Gerente del ahora otra vez llamado Hotel Hiz Sol y Playa, y le pidió
que pusiera un cartel en la entrada de las islas que dijera “Aforo Completo”,
con esto se aseguraban que de momento por allí no se acercara nadie más.
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