lunes, 8 de febrero de 2016

Caperucita nunca será devorada (XXXII)

  Una vez escuchada toda la información que les facilitó Opera, decidieron que evidentemente tendrían que hacer algo al respecto, la duda que tenían era, si esperar a estar todas reunidas o empezar a actuar inmediatamente. Para ahorrar tiempo decidieron actuar de inmediato.

  Preguntaron a Tistine si tendrían dinero suficiente para comprar todos los medios y sistemas de comunicación habidos y por haber.

  Tistine dijo que sí, el dinero no era problema, tenía todo el dinero del mundo guardado en su caja, eso sí, les advirtió que si gastaban en exceso, se vería obligada a alargarles la edad de jubilación, para compensar. Después de pensárselo un buen rato aceptaron, no de muy buen grado, pero aceptaron, si tenían que seguir trabajando unos cuantos años más lo harían, la causa bien lo merecía.

  Inmediatamente se pusieron manos a la obra. Compraron Internet. Compraron la empresa Ifon, que era la propietaria de los famosos ifones, no compraron ningún tipo de aplicaciones, porque siendo ya propietarias de los aparatos encargados de hacerlas útiles, ya no servían para nada. Compraron todas las ediciones en papel de la denominada prensa escrita, menos la denominada prensa rosa, para sus fines no era significativa. Y para darle una alegría a Cuin compraron también todas las emisoras de radio.

  La compra de todas estas operaciones, debido al poder tan inmenso que atesoraban las cinco y como deferencia a tan ilustres damas, les salió bastante bien de precio, mucho más bajo que el precio real de mercado, pero ni por esas Tistine les rebajó la edad de jubilación, muy al contrario, estuvo pensándose en aumentársela otro par de años al ver la mengua sufrida en su caja, pero al final desistió.

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