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Playa del Hotel Hiz Sol y Playa antes del realojo |
Les quedaba todavía por
hablar con el Gerente del Hotel Hiz Sol y Playa, para ver qué tal se iban
desarrollando los acontecimientos en Calma Yorka. El Gerente les comunicó que
ya habían llegado bastantes visitantes. Al principio todos se mostraron
encantados, pues pensaron que habían llegado al paraíso, pero conforme fueron
llegando más y más hombres y la cosa se fue apretando un poco, ya no se
mostraban tan entusiasmados, aún así, todo se desarrollaba con normalidad y
todos se iban adaptando a su nueva situación.
Preguntaron al Gerente
que cuántos hombres calculaba que habían llegado ya, este respondió que
calculaba que unos ciento veinte millones, preguntándolas al mismo tiempo, si
quedaban muchos más por venir, porque ya casi no cabían. Le respondieron que
todavía quedaban unos pocos, pero que no se quejara mucho porque podrían estar
bastante peor de lo que iban a estar allí, que se apretaran un poquito más, que
no pasaba nada, que allí cada hombre dispondría como mínimo de un espacio
aproximado de casi 30 metros cuadros y en Pestaña dispondrían de bastantes
menos. Se despidieron hasta la próxima comunicación, que sería cuando ya
estuvieran todos los elegidos allí concentrados.
Sin perder ni un minuto
de su tiempo se dispusieron a revisar todos los sobres reenviados de las
participantes del sorteo. Su asombro fue mayúsculo, pues a todas las que les
enviaron el cuestionario lo habían respondido, eso sí algunas habían puesto
lugares tan extraños de los que las allí presentes no tenían ni la más mínima
idea de donde se encontraban, pero era igual a todas las mandarían a sus
destinos preferidos o parecidos.
Les volvieron a escribir otra vez por correo certificado, indicándoles, que habían ganado el sorteo y que se personaran en los aeropuertos y puertos más cercanos a una hora señalada y ya pasaría alguien a recogerlas para llevarlas a los destinos señalados.
Toda esta operación de
gran envergadura, se desarrolló con tal rapidez y diligencia, que a los pocos
días ya estaban las trece millones y medio de pestañolas que quedaban en
Pestaña en sus destinos elegidos, sin contar claro está a Ladelpedal y sus
correligionarias, que como buenas patriotas decidieron quedarse en Pestaña.
Otra operación que habían realizado con total éxito y
sin ninguna baja. Ahora sólo les quedaba mover la última ficha y esperar tener
los resultados previstos. De ese último movimiento, dependía el futuro de la
humanidad tal y como la conocemos hoy en día.
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