A los pocos días
empezaron a llegar noticias de los espías de Shi en Pestaña, también llegaron
noticias de las colegas de Cuin, y compañía, con los listados de las asistentes
pestañolas a los congresos y convenciones organizados por todo el mundo. Por
supuesto, el Gerente del Hotel Hiz Sol y Playa también llamó para dar las
pertinentes novedades de lo que por allí ocurría.
Lo primero que hicieron,
fue hacer la selección de las pestañolas a las que tenían que enviar el correo
certificado, para la participación en el sorteo tan singular, preparado
especialmente para la ocasión. A partir de los listados de las asistentes a los
congresos y convenciones, sacaron la lista del resto. La verdad es que se
llevaron una grata sorpresa, pues a los congresos y convenciones habían
asistido casi la mitad de las pestañolas, muchas de ellas ni siquiera pertenecientes
a empresa alguna, ni grande, ni mediana, ni pequeña, pero bueno, eso ahora no les
importaba demasiado, ya les preguntarían en otro momento que había pasado. A la
mayoría de ellas ni siquiera tuvieron que insistirles para que se quedaran en
sus respectivos destinos, pues ellas solas ya habían decidido previamente que
no regresarían a Pestaña.
Al resto de pestañolas,
descontando a Ladelpedal y afines, les enviaron los correspondientes correos
certificados, para participar en el sorteo, que sería su salvoconducto para escapar
de allí, y esperar respuesta para poner en marcha los medios necesarios para llevarlas
a otros lugares.
Ahora les tocaba
informar a los espías de Shi venidos desde Pestaña. Estos informaron que aunque
pareciera extraño, muy extraño, las obras iniciadas allí, avanzaban a muy buen
ritmo y se acabarían en los plazos previstos o incluso antes. Que todos
trabajaban de manera muy profesional y activa, incluso se les veía muy
contentos haciendo sus labores. Las Ocho no se creyeron absolutamente nada de
lo que estaban contando los espías y pensaron inmediatamente que a estos les
había afectado el consumo de alcohol, más particularmente el consumo de vino,
muy común en Pestaña, eso sí, del bueno, por lo que les obligaron a soplar en
un pequeño aparatito con una especie de tubo en un extremo y una pantallita en
el centro en la que aparecían unos números digitalizados. Lo que marcó esa
pantallita, una vez habían soplado los espías, era 0,00, aún así les hicieron
dar varias vueltas alrededor del jardín de la Casa Rural y beberse dos botellas
de agua cada uno. Una vez hecho todo esto, les pidieron que contaran de nuevo qué
es lo estaba pasando realmente en Pestaña.
La versión de los
espías fue exactamente la misma. Que todos los pestañoles y los no pestañoles
allí desplazados, estaban encantados con su trabajo, es más, añadieron que era tal la concentración que en él tenían, que no se habían dado ni cuenta de que en Pestaña habían desaparecido casi la mitad de las mujeres
que allí habitaban.
Pues muy bien, pensaron ellas, está saliendo todo de manera perfecta, esperemos que siga así. Acto seguido mandaron a los espías de Shi de vuelta a Pestaña para que siguieran vigilando, y a pesar de que el aparatito marcó 0,00 les advirtieron, de que cuidadín con el vino.
Podría parecer un poco raro, pero los espías de Shi,
que daba la casualidad que también eran ocho los que siempre venían a informar,
luego se quedaban un par de días o tres por la Casa Rural, imagino que ellas les
encomendarían también otro tipo de tareas esos días, no sé muy bien.
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